Timothy McCall es
doctor en Medicina y practicante de yoga. Se dedica hace más de diez años a la investigación del yoga terapéutico y es
el editor médico de Yoga Journal en EE.UU. Es autor de “Yoga y Medicina: Prescripcion del Yoga para la salud”. En
este libro, Timothy McCall presenta los
beneficios del yoga y sus usos terapéuticos desde un punto de vista
médico. Explica como emplear las
posturas, técnicas respiratorias y meditación entre otras herramientas del yoga
para aliviar síntomas, y prevenir y curar enfermedades.
Según el Dr. McCall, éstos son los beneficios que la
práctica regular de Yoga aporta al practicante.
1.- Flexibilidad
general
La mejora de la flexibilidad es uno de los primeros
beneficios más claros en la práctica del Yoga. Durante la primera clase,
probablemente no serás capaz de tocar las puntas de los pies con las manos, y,
ni mucho menos, realizar arcos hacia atrás. Pero si uno se pone a ello con
empeño, se notará un gradual aflojamiento y, eventualmente, algunas posturas
que parecían imposibles serán posibles al fin. También será notable la
desaparición de dolores y tensiones. Eso no es una coincidencia. Las caderas
tensas pueden constreñir la articulación de la rodilla debido a un inadecuado
alineamiento del fémur en el muslo con las espinillas. Unos músculos
isquiotibiales tensos pueden conducir a una rectificación no natural de la
columna lumbar, lo cual puede causar dolor. Y la inflexibilidad en los músculos
y los tejidos conectivos, como las fascias (envoltura de los haces musculares)
y los ligamentos, puede causar una postura deformante.
2.- Prueba de fuerza
Los músculos fuertes sirven mucho más que para tener tener
buen aspecto. También nos protegen de dolencias como la artritis o el dolor de
espalda y ayudan a prevenir las caídas en las personas mayores. Y, cuando se ha
logrado obtener fortaleza a través del Yoga, ésta se equilibra con la
flexibilidad. En el caso de que uno fuera a un gimnasio parar levantar pesas
con ánimo de “hacer músculos”, se conseguiría fortaleza a expensas de la
flexibilidad.
3.- Cabeza en línea
Tu cabeza es como una bola de bolera: grande, redonda y
pesada. Cuando se encuentra bien equilibrada, directamente sobre una espina
erecta, los músculos del cuello y de la espalda utilizan mucho menos esfuerzo
para sostenerla. Si se mueve unos milímetros hacia delante, sin embargo, se
comenzará a sentir una tensión en dichos músculos. Si se mantiene esa pesada
bola de bolos caída hacia delante durante doce horas, no será anormal sentirte
fatigado. Y la fatiga no es sólo el único problema. La mala postura puede
causar lesiones y dolencias en el cuello, la espalda, las articulaciones y
otros músculos. A medida que la cabeza se desploma, el cuerpo puede compensar
aplanando la curva normal del cuello y de la zona lumbar. Esto puede causar
dolor y artritis degenerativa en la columna.
4.- Las
articulaciones se alimentan
Cada vez que se practica Yoga, se llevan las articulaciones
a una gama completa de movimientos. Esto puede ayudar a prevenir la artritis
degenerativa y a mitigar esa dolencia mediante el “efecto esponja” de las áreas
de cartílago que normalmente no son utilizadas. El cartílago de las
articulaciones es como una esponja: recibe los nutrientes frescos solamente
cuando los fluidos son “apachurrados” y un nuevo suministro es “absorbido” por
los mismos. Sin un adecuado mantenimiento, las abandonadas áreas de los
cartílagos se pueden finalmente fatigar, exponiendo al hueso a un prematuro
envejecimiento, como el de unas zapatas de freno desgastadas.
5.- Espina dorsal
nutrida
Los discos vertebrales, auténticos amortiguadores entre las
vértebras, se pueden herniar y comprimir nervios; además, están diseñados para
el movimiento. Ésta es la única forma en la que pueden conseguir sus
nutrientes. Si se trabaja una buena y equilibrada sesión de flexiones,
extensiones, combinado con torsiones, eso ayudará a suministrar el alimento y
mantendrá las vértebras sueltas y saludables.
6.- Mejorar la masa
ósea
Está muy bien documentado que los ejercicios en los que se
realiza carga de peso fortalecen los huesos y previenen (e incluso eliminan) la
osteoporosis. Muchas posturas de Yoga requieren que uno levante su propio peso
y se sostenga él mismo parcialmente en diferentes articulaciones. Algunas, como
el Perro Cabeza Abajo o el Perro Cabeza Arriba, fortalecen muchísimo los brazos
y hombros, que son muy propensos a las fracturas por osteoporosis. En un
estudio no publicado, perteneciente a la Universidad del Estado de California,
en Los Ángeles, se mostraba que la práctica del Yoga intensificaba la densidad
de los huesos vertebrales. La capacidad del Yoga para bajar los niveles de la
hormona del estrés, el cortisol, puede ayudar a conservar el calcio de los
huesos.
7.- Mejora de la
circulación
El Yoga hace que la sangre fluya. Más específicamente, los
ejercicios de relajación que se aprenden en Yoga pueden ayudar a la
circulación, especialmente de los pies y de las manos. El Yoga transporta más
oxígeno a las células, las cuales funcionan con mejores resultados. Las
posturas de torsiones están pensadas para “escurrir” la sangre venosa de los
órganos internos y permitir que la sangre oxigenada fluya hacia ellos cuando se
suelta la postura. Las posturas invertidas, como la Inversión sobre las Manos,
la Cabeza o los Hombros (la Vela, por ejemplo), instan a la sangre venosa de
las caderas y las piernas a que fluya hacia el corazón, desde donde es lanzada
a los pulmones para ser oxigenada y refrescada. Esto es de mucha ayuda si se
sufre de hinchazón en las piernas debido a problemas de corazón o de riñones.
El Yoga también mejora los niveles de hemoglobina y células rojas, que
transportan el oxígeno a los tejidos. Además, adelgaza la sangre haciendo que
las plaquetas estén menos pegajosas y cortando el nivel de proteínas
coagulantes en la sangre. Esto ayuda a disminuir la incidencia de los ataques
de corazón y los infartos, ya que los coágulos son muchas veces los causantes
de los mismos.
8.- La linfa fluye
Cuando se contraen y se estiran los músculos, se mueven los
órganos de alrededor, y al entrar y salir de las posturas de Yoga, se aumenta
el drenaje de la linfa (un fluido viscoso rico en células inmunológicas). Esto
ayuda al sistema linfático a luchar contra las infecciones, destruir las
células cancerosas y librarse de los productos de desecho que se derivan del
funcionamiento de las células.
9.- Corazón a punto
Cuando se toman regularmente las constantes cardiacas al
realizar ejercicios aeróbicos, se constata que éstos son buenos para disminuir
el riesgo de ataque al corazón, además de aliviar las depresiones. Ya sabemos
que no todo el Yoga es aeróbico, pero, si se realiza vigorosamente mediante el
Yoga en movimiento o âsanas encadenadas, se puede adiestrar al corazón para
fortalecerse dentro de una constante aeróbica. Pero, incluso aunque no se
realizara ese incremento de esfuerzo aeróbico y fuera más tranquilo, lo que
sucede muchas veces en Yoga, las âsanas y los ejercicios respiratorios pueden
aumentar la mejora de las condiciones cardiovasculares. Los estudios han
demostrado que la práctica del Yoga disminuye los latidos del corazón en
reposo, aumenta su fortaleza e incrementa su potencial de suministro de oxígeno
durante el ejercicio, lo cual demuestra que es enormemente beneficioso aunque
se esté practicando un deporte. Otro estudio también ha descubierto que los
sujetos que practicaban Pranayama (técnicas respiratorias del Yoga) eran
capaces de realizar más ejercicio con menor suministro de oxígeno.
10.- Descenso de la
presión arterial
Si tienes presión arterial alta, te puedes beneficiar mucho
con la práctica del Yoga. Dos estudios de gente con hipertensión publicados en
la revista médica británica The Lancet, comparaban los efectos de la postura
Savâsana (postura de relajación profunda consciente) con el acto de echarse a
descansar sobre un sofá. Después de tres meses, Savâsana fue asociada a 26
puntos de bajada en la presión sistólica (la numeración alta) y a 15 puntos de
descenso en la presión diastólica (la baja), y cuanto más alta era la “alta”
inicial, el descenso era más acusado.
11.- Descenso del
nivel de cortisol (hormona del estrés)
El Yoga desciende el nivel de cortisol. Si eso no parece
gran cosa, piensa en lo siguiente: normalmente, las glándulas adrenales
secretan cortisol en respuesta a una aguda crisis, lo que temporalmente deprime
el sistema inmunológico. Si los niveles de cortisol permanecen altos incluso
después de que la crisis haya pasado, pueden comprometer el sistema
inmunológico. Temporalmente, los “chutes” de cortisol ayudan a mantener fuerte
la memoria de largo plazo, pero altos niveles de cortisol de forma crónica
debilitan la memoria y pueden producir cambios permanentes en el cerebro.
Adicionalmente los niveles de cortisol alto están relacionados con la depresión,
la osteoporosis (extrae el calcio y otros minerales de los huesos e interfiere
en la absorción de los mismos), la presión arterial alta y la resistencia a la
insulina. En las ratas, los niveles de cortisol altos las conducen a lo que los
investigadores llaman “comportamiento compulsivo de búsqueda de comida” (el
mismo que uno siente cuando está deprimido, enfadado o estresado). El cuerpo
toma esas calorías extras y las distribuye en forma de grasa por el abdomen,
contribuyendo a ganar peso con riesgo de diabetes y ataque al corazón.
12.- Es la hora feliz
¿Te sientes triste? Siéntate en la postura del Loto. Mejor
todavía: te levantas y te estiras en un arco hacia atrás o te colocas en la
aristocrática postura del Rey Danzarín. Bueno… aunque no es tan simple como
eso, un estudio ha descubierto que una consistente práctica de Yoga mejora los
estados depresivos y produce un significativo aumento del nivel de serotonina y
una disminución de los niveles de monoamina oxidasa (una enzima que anula los
neurotransmisores) y cortisol. En la Universidad de Wisconsin, Richard
Davidson, doctor en Medicina, descubrió que el córtex prefrontal izquierdo
aumentaba su actividad en los meditadores, un encuentro que ha sido
correlacionado con unos niveles de felicidad más altos y una mejor función del
sistema inmunológico. En los practicantes veteranos se han observado efectos
colaterales positivos bastante espectaculares.
13.- Cuestión de peso
Moverse más y comer menos. Éste es el adagio de cualquier
persona que hace una dieta. El Yoga puede ayudar en ambos frentes. Una práctica
regular te pone en movimiento y te ayuda a quemar calorías, y las dimensiones
espirituales y emocionales de tu práctica pueden estimularte a comer menos y a
regular los problemas de peso de una manera más profunda. El Yoga puede también
inspirarte para conseguir ser más consciente de los hábitos alimenticios.
14.- Bajos índices de
enemigos (azúcar, colesterol , etc.)
El Yoga reduce el nivel de azúcar en la sangre y el LDL
(colesterol “malo”), y aumenta los niveles de HDL (colesterol “bueno”). Se ha
descubierto que, en las personas con diabetes que practican Yoga, el nivel de
azúcar desciende de varias maneras: reduciendo el cortisol y la adrenalina,
estimulando la pérdida de peso y mejorando la sensibilidad a los efectos de la
insulina. Si descienden los niveles de azúcar, disminuirá el riesgo de
complicaciones como el ataque al corazón, los fallos renales y la ceguera.
15.- Ondas cerebrales
Un importante componente del Yoga consiste en focalizarse
uno mismo en el presente. Diversos estudios han concluido que la práctica
regular mejora la coordinación, el tiempo de reacción, la memoria e incluso los
niveles de coeficiente intelectual. Las personas que practican Meditación
Trascendental demuestran una mayor habilidad para resolver problemas y recabar
y recordar información, probablemente porque están menos distraídas con sus
pensamientos, los cuales pueden perturbar una y otra vez como una cinta sin
fin.
16.- Centros
nerviosos
El Yoga estimula la relajación, enlentece la respiración y
te centra en el presente armonizando el equilibrio entre el sistema nervioso
simpático (el de la respuesta de huida o lucha) y el sistema nervioso
parasimpático. El último es calmante y restaurador, disminuye el ritmo cardiaco
y respiratorio, baja la presión arterial y aumenta el volumen de sangre
dirigido a los intestinos y a los órganos reproductivos, comprendiendo todo
ello lo que el Dr. Herbert Benson llama la “respuesta de relajación”.
17.- Equilibrio y
manejo del espacio
La práctica regular del Yoga aumenta la propiocepción (la
habilidad para sentir lo que el cuerpo está haciendo y cómo está situado en el
espacio) y mejora el equilibrio físico. Las personas que tienen malas posturas
o patrones de movimiento disfuncionales normalmente tienen un sentido de la
propiocepción muy pobre, lo cual está ligado a problemas de rodilla y dolor en
la espalda. Una mejora en el equilibrio podría significar menos caídas. Para la
gente mayor, esto se traduce en más independencia y en el retraso para asumir
la necesidad de acudir a una residencia atendida (o no tener, incluso, que
acudir a ninguna). Para el resto de nosotros, las posturas (como, por ejemplo,
el Árbol) pueden hacernos sentir menos enclenques.
18.- Control sobre
los centros neurálgicos
Algunos yoguis avanzados pueden controlar sus cuerpos de
maneras extraordinarias, muchas de las cuales están dirigidas por el sistema
nervioso. Los científicos han monitorizado a yoguis que podían inducirse a sí mismos
ritmos cardiacos inusuales, generar específicos patrones de ondas cerebrales y,
utilizando técnicas de meditación, elevar la temperatura de sus manos a 15
grados Fahrenheit. Sólo ellos pueden utilizar el Yoga para hacer eso, quizás
nosotros podríamos aprender a mejorar el flujo de sangre hacia la pelvis, como
en el caso de una mujer que esté tratando de quedarse embarazada, o inducirnos
a la relajación cuando tengamos problemas de insomnio.
19.- Soltar los
músculos
¿Has sido alguna vez consciente de la tensión mortal con la
que uno sostiene el auricular del teléfono o el volante del coche, o de cómo
constreñimos la cara cuando miramos la pantalla del ordenador? Estos hábitos
inconscientes pueden conducir a tensión crónica, fatiga muscular y sensibilidad
dolorosa en muñecas, brazos, hombros, cuello y cara, lo cual puede aumentar el
estrés y empeorar el estado de ánimo. Al practicar Yoga, comienzas a darte
cuenta de dónde mantienes las tensiones: puede ser en la lengua, en los ojos o
en los músculos de la cara y el cuello. Si simplemente se pone uno en contacto
con ellos, puede soltar la tensión de la lengua y de los ojos. Con los músculos
más grandes, como los cuádriceps, el trapecio o los glúteos, puede llevar un
año de práctica aprender a soltarlos.
20.- Restauración y
descanso
La estimulación es buena, pero mucha ataca el sistema
nervioso. El Yoga puede aportar ayuda para mitigar el ajetreo histérico de la
vida moderna. Las âsanas restauradoras, Yoga Nidra (una forma de relajación
guiada), Savâsana (postura de relajación profunda consciente), Pranayama
(técnicas respiratorias del Yoga) y la meditación, que nos protege de los
estímulos externos al llevar los sentidos hacia el “interior”, son métodos que
ayudan a nuestro sistema nervioso. Otro beneficio derivado de la práctica
diaria del Yoga es un sueño mejorado, lo que se traduce en sentirse menos
cansado y ser menos proclive a sufrir accidentes.
21.- Sistema inmune
Las âsanas (posturas) y el Pranayama (técnicas
respiratorias) mejoran probablemente la función del sistema inmune, pero, hasta
ahora, es la meditación la que se lleva la palma en cuanto a la credibilidad
más fuerte en el ámbito científico. Parece que tiene un efecto beneficioso en
el sistema inmunológico, intensificándolo cuando es necesario (por ejemplo,
elevando los niveles de anticuerpos en respuesta a las vacunas) o
disminuyéndolo (por ejemplo, mitigando la inapropiada y agresiva función
inmunológica en una enfermedad autoinmmune como es la psoriasis).
22.- Capacidad
respiratoria
Los yoguis tienden a tomar menos respiraciones con mayor
volumen, lo cual es calmante y más eficiente. En 1998, un estudio publicado en
la revista The Lancet mostró una respiración conocida como “respiración
completa” a personas que tenían problemas pulmonares debido a un fallo
congestivo del corazón. Después de un mes, su porcentaje medio de respiración
descendió de 13,4 respiraciones por minuto a 7,6. Asimismo, su capacidad de
ejercicio aumentó significativamente, como lo hizo la saturación de oxígeno en su
sangre. En suma, el Yoga nos ha mostrado que sirve para mejorar de muchas
formas la función respiratoria, incluyendo el volumen máximo de aliento y la
eficiencia en la espiración. Yoga también promueve la respiración por la nariz,
la cual filtra el aire, lo calienta (el aire frío está considerado como un
disparador de los ataques de asma en personas que son sensibles) y lo
humidifica, eliminando el polen, la suciedad y otras cosas que pueden penetrar
en los pulmones.
23.-
Antiestreñimiento
Las úlceras, el síndrome del colon irritable y el
estreñimiento son afecciones que pueden ser exacerbadas por el estrés. Así que,
si te estresas menos, sufrirás menos. El Yoga, como cualquier otro ejercicio
físico, puede aliviar el estreñimiento y, en teoría, reducir el riesgo de
padecer cáncer de colon, porque al mover el cuerpo se facilita un transporte
más rápido de la comida y de los productos de desecho a través de los
intestinos. Y, aunque no ha sido estudiado científicamente, los yoguis opinan
que las posturas con torsiones ayudan a mover los desechos de una manera
fluida.
24.- Paz mental
El Yoga apacigua las fluctuaciones de la mente según los
Yoga Sutras de Patanjali. En otras palabras, reduce los círculos viciosos de
los pensamientos acerca de la frustración, la lamentación , el enfado, el miedo
y el deseo, que causan estrés.
25.- Mejora de la
autoestima
Muchos de nosotros sufrimos de falta crónica de autoestima.
Si esto se maneja negativamente (se toman drogas, se come en exceso, se trabaja
en exceso, se duerme mal), podemos pagar un alto precio con una depreciación de
la salud en el ámbito físico, mental y espiritual. Si se toman estos
sentimientos desde un punto de vista positivo y se practica Yoga, se percibirá,
al principio en breves atisbos y más adelante con mayor amplitud, que todos
tenemos un gran valor y que, tal como la filosofía del Yoga nos enseña, todos
somos una manifestación de lo Divino. Si se practica regularmente con la
intención de autoexaminarnos y mejorar (y no sólo como un sustituto de la clase
de aeróbic) tendremos acceso a un aspecto diferente de nosotros mismos.
Experimentaremos sentimientos de gratitud, empatía y perdón, así como un
sentimiento de pertenencia a algo más grande. Aunque la salud no es una meta de
la espiritualidad, con frecuencia es un producto de ella, lo cual ha sido
documentado en repetidos estudios científicos.
26.- Alivio del dolor
El Yoga puede aliviar el dolor. De acuerdo con varios
estudios, las âsanas (posturas), el Pranayama (técnicas respiratorias) y la
meditación (o una combinación de las tres) reducen el dolor en personas con
artritis, dolor de espalda, fibromialgia, síndrome del túnel carpiano y otras
dolencias crónicas. Cuando se alivia el dolor, el estado de ánimo mejora, estás
más dispuesto a ser activo y no se requiere tanta medicación.
27.- Tratamiento del
“calor”
El Yoga puede ayudar a realizar muchos cambios en tu vida.
De hecho, eso podría considerarse su mayor potencial. Tapas, la palabra
sánscrita para “calor”, es el fuego, la disciplina que lleva combustible a la
práctica del Yoga y lo que esa práctica regular construye. El Tapas que
desarrollas puede ser extendido al resto de tu vida para sobreponerse a la
inercia y cambiar los hábitos disfuncionales. Tú puedes descubrir que se pueden
cambiar las cosas sin realizar un esfuerzo particular. Se puede comenzar a
comer mejor, a reactivarse en el ejercicio físico o a dejar finalmente de fumar
después de años de intentos fallidos.
28.- Los dones del
Maestro
Buenos maestros de Yoga pueden hacer maravillas con tu
salud. Los excepcionales hacen algo más que guiarte a través de las posturas.
Ellos pueden ajustarlas, instruirte cuando deberías profundizar en ellas,
enseñarte a enfrentarte a una verdad personal o llenarte de amor y compasión
por ti mismo. Pueden ayudarte a relajarte y a potenciar y personalizar tu
práctica. Una relación respetuosa con el maestro de Yoga nos lleva muy lejos en
la consecución de una buena salud.
29.- Liberarse de las
drogas
Si el botiquín de tu cuarto de baño parece una farmacia,
puede que sea el momento de comenzar a practicar Yoga. Diferentes estudios han
demostrado que personas con asma, presión arterial alta, diabetes tipo II
(formalmente llamada diabetes del adulto) y desórdenes obsesivo-compulsivos se
han visto ayudadas para reducir la dosis de medicación e incluso abandonarla
definitivamente en algunos casos. ¿Qué beneficios se obtienen tomando menos
drogas? Sobre todo, gastarás menos dinero y serás menos proclive a padecer los
efectos colaterales y las peligrosas interacciones de los medicamentos.
30.- Manejar la
hostilidad
El Yoga y la meditación intensifican la conciencia
despierta. Y, cuanto más consciente se es, más fácil resulta liberarse de
emociones destructivas como la ira. Los estudios sugieren que el enfado crónico
y la hostilidad están muy relacionados con los ataques al corazón, del mismo
modo que fumar, la diabetes o el colesterol elevado. El Yoga parece reducir el
enfado, aumentando los sentimientos de compasión e interconexión y calmando el
sistema nervioso y la mente. También aumenta la capacidad de “distanciarse” del
drama de la propia vida para permanecer firme encarando las malas noticias o
los sucesos perturbadores. Se puede reaccionar rápidamente cuando se necesite
(y existen evidencias de que el Yoga aumenta la capacidad de reacción), pero
también te puedes tomar un segundo para escoger un acercamiento más razonable,
reduciendo el sufrimiento en ti mismo y en los demás.
31.- Mejora en las
relaciones
El amor es posible que no pueda conquistarlo todo, pero
ciertamente ayuda a sanar. El cultivo de soporte emocional de los amigos, la
familia y la comunidad ya ha demostrado repetidas veces que mejora la salud y
la sanación. Una práctica regular de Yoga ayuda a desarrollar el sentido de la
amistad, la compasión y la ecuanimidad. Junto con el énfasis de la filosofía
del Yoga de evitar dañar a las personas (diciendo la verdad y tomando sólo lo
que se necesite), esto puede mejorar las relaciones.
32.- Apoyarse en el
sonido
Las bases del Yoga (âsanas, pranayama y meditación) trabajan
para mejorar tu salud, pero todavía hay algo más en todas estas técnicas.
Considera, por ejemplo, el canto: tiende a prolongar la exhalación, lo cual
aumenta el equilibrio en el sistema nervioso. Cuando se realiza en grupo, el
canto puede ser una experiencia personal altamente energética y emocional. Un
reciente estudio del Instituto Karlinska de Suecia sugiere que los sonidos de
“zumbidos”, como los que se realizan cuando se canta el Om, mejoran la
sinusitis y facilitan el drenaje.
33.- Visión de
“conquista”
Si tú contemplas una imagen en los ojos de la mente, como se
realiza en el Yoga Nidra y otras prácticas, puedes efectuar cambios en el
cuerpo. Varios estudios han comprobado que las imágenes guiadas reducen el
dolor en los posoperatorios, disminuyen la frecuencia de los dolores de cabeza
y mejoran la calidad de vida en los pacientes con cáncer o sida.
34.- Limpieza
interior
Las Kriyas o prácticas de limpieza son otros elementos del
Yoga. Incluyen desde respiraciones muy rápidas hasta elaboradas limpiezas de
intestino. Jala Neti, que consiste en un suave lavado de las cavidades nasales
con agua salada, elimina el polen y los virus del interior de la nariz, evita
que se forme mucosidad y limpia y drena los senos nasales.
35.- El Concepto de
Karma
Karma Yoga (servicio a otros) es fundamental en la filosofía
del Yoga. Y, aunque no te sientas inclinado a servir a otros, tu salud mejorará
si lo haces. Un estudio de la Universidad de Michigan descubrió que la gente
mayor que realizaba voluntariado alrededor de una hora por semana alcanzaba
siete años extra de longevidad. Servir a otros puede dar significado a tu vida,
y tus problemas puede que no parezcan tan agobiantes al contemplar los que
otras personas sufren.
36.- Esperanza de
curación
En mucha de la medicina convencional, la mayoría de los
pacientes son sujetos pasivos en lo que se refiere a cuidados. En Yoga, lo que
tú haces para ti mismo es lo que importa. El Yoga te ofrece todas las
herramientas para ayudarte a cambiar, y puedes sentirte mejor desde el primer
momento en que lo practicas. Asimismo, notarás que, a medida que incrementas la
práctica, los beneficios son mayores. Esto da tres resultados: te involucras en
tu propio cuidado, descubres que al involucrarte recibes la fuerza suficiente
que impulsa el cambio y, al ver que percibes el cambio, recibes esperanza, y la
esperanza puede ser curativa por sí misma.
37.- Tejido conectivo
Mientras lees los beneficios del Yoga, te habrás dado cuenta
de que los temas se “solapan”. Eso es porque están intensamente
interrelacionados. Cambia de postura y cambiarás la forma de respirar. Cambia
la respiración y alterarás el sistema nervioso. Ésta es una de las grandes
lecciones del Yoga: todo está conectado (la cadera al tobillo, tú a tu
comunidad, tu comunidad a todo el mundo). Esta interconexión es vital para la
comprensión del Yoga. Es un sistema holístico (que contempla el todo) que te
introduce en muchos mecanismos que tienen efectos aditivos e incluso
multiplicativos. Esta sinergia puede ser la mejor manera en la que el Yoga
cura.
38.- Efecto placebo
Sólo por creer que mejorarás, te pondrás mejor.
Desafortunadamente, muchos científicos convencionales creen que si algo
funciona con el uso del efecto placebo, no debe ser tenido en cuenta. Sin
embargo, muchos pacientes desean curarse, y si cantar mantras, como podrías
hacer al principio o al final de una clase, facilita la curación (incluso si se
trata del efecto placebo), ¿por qué no realizarlo?.