jueves, 13 de diciembre de 2012

Yama y Niyama: Principios éticos y normas de conducta


                   Están en relación con la ética y los principios universales que ésta obedece. Son disciplinas éticas, mandamientos que trascienden toda creencia, país, edad y época.
                   Concretamente, yama son una serie de abstinencias propuestas por Patanjali en los Yoga Sutras:
       - Ahimsa, no violencia
       - Asteya, no robar
       - Satya, verdad
       - Aparigraha, no codiciar, acaparar o atesorar
       - Brahmacharya, control de la energía y estudio de lo divino

                   Niyama, son las normas de conducta que se refieren a la disciplina individual, mientras que las de yama son universales en su aplicación. Las cinco niyama enumeradas por Patanjali son:
       - Saucha, pureza
       - Santosa, contentamiento
       - Tapas, austeridad
       - Svadhyaya, estudio del Sí-mismo
       - Isvara pranidhana, amor a la divinidad.

                   Para conseguir la no violencia-ahimsa, hay que actuar mediante la pureza-saucha; debemos evitar poner cualquier tipo de basura en nuestro interior a través de cualquiera de los sentidos (televisor, relaciones personales perjudiciales, pensamientos negativos, comida basura  carente de nutrientes y energía). Inclusive, dado que es imposible controlar la calidad de todo lo que se ve, escucha, saborea, ingiere o se palpa, entonces es bueno de vez en cuando usar alguna forma de limpieza (ayuno, retiros  de meditación o silencio, no ver televisión por algún tiempo...). El yoghi ama y respeta la vida ajena tanto como la propia. Ahimsa es tan amplio que abarca desde amarse a si mismo, evitando conductas violentas autoinfligidas como el alcoholismo, tabaquismo, anorexia… hasta el vegetarianismo vivido desde  la creencia del derecho a la vida de cualquier ser sintiente. Ahimsa está impregnado por tanto de amor, hacia la creación, hacia el prójimo, hacia la vida. La violencia nace del temor y la ignorancia. Para acabar con ella es necesario liberarse del miedo, y actuar desde la investigación y la experiencia.
                   Para vivir el no robar-asteya, no sólo en el sentido de tomar objetos inadecuadamente, hay que vivir la austeridad-tapas, es decir, no tener lo que no se necesita o no se use. Llenarse de objetos que no se necesitan o usan, suele llevar a trabajos innecesarios que consumen energía propia o ajena y que al final son una forma de robar a sí mismo por esfuerzos innecesarios; igualmente es posible robar en el sentido de negarles a otros la oportunidad de que dispongan o accedan a lo que se atesora innecesariamente.
                   El estudio del Sí-mismo o autoestudio-svadhyaya, es el camino para el no mentir-satya. La mentira siempre surge del deseo de engañar, dañar o inclusive ostentar lo que no se tiene o se es. El autoconocimiento, el descubrimiento de lo que se tiene y de lo que se es, por mucho o poco que parezca suele ser suficiente para darse cuenta del enorme potencial de la vida de cualquier ser humano, y entonces ¿para qué mentir? Sobra la mentira. No hay necesidad de autoengaño ni del más mínimo intento de engañar a otros.
                   Eliminar la codicia-aparigraha, puede lograrse a través del contentamiento- santosa. El contentamiento, un gusto existencial, un gusto por estar vivos, por el solo hecho de estarlo sin más calificativos. La vida tiene la suficiente magia (belleza, bondad, inteligencia) en sí misma para que cualquier ser humano que la descubra viva confiado, encantado y feliz. El yogui no siente la falta o carencia de nada, al contrario, se siente satisfecho y confiado en que sus necesidades serán colmadas cuando se presenten. Por eso no acumula objetos inútilmente, evitando asi que otros que los  necesiten más, puedan aprovecharlos. Tampoco toma más alimentos de la cuenta hasta quedar completamente saciado, ni acapara la atención de terceras personas.
                   Brahmacharya, es una de las cuatro etapas en la vida de un brahman o sacerdote hinduista. Significa «el que se mueve con Dios» o «el que estudia a Dios». Son los vedánticos (religiosos) los que le han dado la acepción de celibato. Si el concepto es de estudio a Dios, entonces, Brahmacharya debería traducirse como no creencia. No hay que creer en Dios, hay que estudiarlo. Y es posible que en algún momento de la tarea de estudiar a Dios, se requiera celibato, pero siempre será temporal, porque Dios tendrá que ser encontrado en la sexualidad, en la cual tiene una poderosa presencia. Ishvara pranidhana puede proponerse como tener una idea de dios, la que sea. Ya sea la idea del dios judeo-cristiano (duro, cruel, justiciero y a veces amoroso); o como alguno de los dioses hindús que suelen ser danzantes y psicológicamente más humanos; o simplemente como un potencial puro. Inclusive valdría no tener una idea de dios en cuanto pensar que no hay nada a quien o a qué reconocer como dios. Así pues, quien tiene una idea de dios, cualquiera que sea ésta, deberá como un principio ético estudiar esa idea, no simplemente creer en ella.

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